Mi error
El invierno ha entrado por mi ventana, debilitada por el viento que rompe tu aliento, lo único que queda; frió, mucho frió invade mi alma, postrada en la cama que fue el paraíso cuando derramaste la miel de tus besos, en este cuerpo canceroso que hoy clama, por ti.
Se que no vendrás, sé que no darás un paso atrás; también sé que tu piel se crispara cuando cierres los ojos y busques la luz, la noche, el susurro en tu oído, el recuerdo de mis besos en tu rostro no podrán con tu dignidad.
Tu que lo diste todo, que convertiste este mundo en el océano que alberga el infierno y el paraíso; tu que diste pan ha este hombre hambriento de amor. Tu voz no volverá a empujar este barco que naufraga.
Hoy partiré con tu invento, soy un ladrón de tu vida, el agua agria de este océano preguntara por ti y yo no sabré que responder; mentiré, diré que la muerte se enamoro de tus besos, que el sol evaporo tu belleza.
Mi alma condenada, no encontrara tierra firme para enterrar tu recuerdo; mis manos temblaran al no encontrar las tuyas.
Ella, nunca podrá imaginar que el viento que lleva este barco, me enamora más de ti, por mi error no volveremos a tenernos; pero ambos sabemos que lo nuestro fue un canto de sirena. Muerta estas, pero ella vive por mí, que he muerto desde que te fuiste.
El invierno ha entrado por mi ventana, debilitada por el viento que rompe tu aliento, lo único que queda; frió, mucho frió invade mi alma, postrada en la cama que fue el paraíso cuando derramaste la miel de tus besos, en este cuerpo canceroso que hoy clama, por ti.
Se que no vendrás, sé que no darás un paso atrás; también sé que tu piel se crispara cuando cierres los ojos y busques la luz, la noche, el susurro en tu oído, el recuerdo de mis besos en tu rostro no podrán con tu dignidad.
Tu que lo diste todo, que convertiste este mundo en el océano que alberga el infierno y el paraíso; tu que diste pan ha este hombre hambriento de amor. Tu voz no volverá a empujar este barco que naufraga.
Hoy partiré con tu invento, soy un ladrón de tu vida, el agua agria de este océano preguntara por ti y yo no sabré que responder; mentiré, diré que la muerte se enamoro de tus besos, que el sol evaporo tu belleza.
Mi alma condenada, no encontrara tierra firme para enterrar tu recuerdo; mis manos temblaran al no encontrar las tuyas.
Ella, nunca podrá imaginar que el viento que lleva este barco, me enamora más de ti, por mi error no volveremos a tenernos; pero ambos sabemos que lo nuestro fue un canto de sirena. Muerta estas, pero ella vive por mí, que he muerto desde que te fuiste.
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